Amor y otros suicidios: un paraíso infernal

Amor y otros suicidios ofrece una visión plural de variados rostros del amor y de distintas posibilidades en torno a las relaciones amorosas (heterosexuales, homosexuales, ‘incestuosas’, ‘pedófilas’, ‘sadomasoquistas’, entre otras). También se cuestionan e ironizan algunas de las ideas en torno al amor que han predominado en occidente; por ejemplo, la noción de que éste es, por sí mismo, un paraíso…”

Una reseña de Jorge Luis Herrera sobre Amor y otros suicidios que realmente me encantó: http://www.revistaelbuho.com/texto/

 

http://www.revistaelbuho.com/texto/

Amor y otros suicidios: un paraíso infernal* 

Por Jorge Luis Herrera**

¿Por qué la gente se obstina en deshacer sus sueños en vez de habitarlos?

ANA CLAVEL

Después de poco más de diez años, Ana Clavel*** volvió a publicar un libro de cuentos: Amor y otros suicidios, conformado por dieciocho relatos unos inéditos, otros dados a conocer previamente en revistas, antologías y libros, escritos durante tres décadas; por ello, Amor y otros suicidios puede ser visto como un primer libro de cuentos selectos de Ana Clavel (entre los que destacan, para mí, “Ramillete de violetas”, “Altura inadecuada”, “Tu boca rojo carmesí”, “Una relación perfecta”, “Una advertencia y tres mensajes en el mismo correo”, “Flor de sangre” y “Su verdadero amor”). Los relatos de Amor y otros suicidios tienen el sello característico de la literatura de Ana Clavel, que se distingue, entre otras cosas, por su originalidad, frescura, espíritu transgresor y por el frecuente diálogo que establece con otros autores; también porque su prosa es fluida, clara, intensa, y porque posee una fuerte carga erótica que apela a despertar los sentidos del lector; vale la pena subrayar que el erotismo es un elemento esencial en el libro, donde, acorde con una de las ideas expresadas por la narradora de “Después del paraíso”, se hace evidente que sólo por medio del cuerpo, de las sensaciones, es posible conocer y aprehender el mundo y la “realidad”: “Es que desde el principio de los tiempos, el placer siempre ha comenzado por el tacto. La piel que se incendia y cuyo goce es el más profundo de los saberes. Un saber que no nos abandonará jamás”.

Por otro lado, en Amor y otros suicidios Ana Clavel continúa explorando algunas de sus más reiteradas obsesiones: la fuerza del deseo, la conformación y disolución de la identidad, la sexualidad y el amor; asimismo, aunque en este libro a diferencia de varios de los anteriores no es tan evidente su diálogo con otros lenguajes artísticos (como con la fotografía en Cuerpo náufrago y la pintura en El dibujante de sombras), está presente, y con gran fuerza, su vena visual: los relatos contienen múltiples imágenes algunas perturbadoras. El común denominador de los cuentos de Amor y otros suicidios es que tratan, desde perspectivas diversas, sobre las relaciones de pareja, el deseo y algunas visiones en torno al amor.

No obstante, a pesar de lo que quizá podría pensarse, aunque son relatos de temática esencialmente amorosa, en general están permeados de cierto pesimismo y desencanto, pues por más que los personajes se afanan por construir sus propios “paraísos”, cuando son capaces de materializarlos, o creen haberlo hecho, su gozo se desvanece y la cotidianeidad les recuerda que están condenados a la insatisfacción y a la soledad. La interacción de los personajes con sus propios deseos es lo que los hace singulares; por ello viene como anillo al dedo una frase incluida en la novela Cuerpo náufrago: “[…] la identidad empieza por lo que deseamos. Secreta, persistente, irrevocablemente. Lo que en realidad nos desea a nosotros”, pues tanto el anhelo por saciar los deseos como la satisfacción o insatisfacción producida por los mismos, determinan las vidas de los personajes y, al final, la soledad y la insatisfacción se apoderan de ellos, irremediablemente (como si fueran versiones modernas de Sísifo). En ese sentido, los deseos empujan a los personajes hacia sus propios abismos, abismos que a veces son padecidos, aunque en otras ocasiones son asumidos, explorados y gozados pues de cualquier modo quedarán en evidencia las contradicciones y los contrastes causados por sus luces y sombras. Tal como lo sugiere el título del libro, el amor es mostrado como una forma de suicidio, quizá porque en los diversos escenarios planteados en los relatos el amor destruye a los personajes, ya sea porque participan en una guerra de poder que los aniquila lentamente, o porque van “suicidando” ciertos aspectos de sí mismos que, según ellos, impiden que el amor se “concrete”.

Al final, el amor se erige como una condena: un paraíso infernal que desnuda la incapacidad del ser humano para estar solo y su imposibilidad para conciliar sus deseos con su “realidad”. Ana Clavel utiliza diversos recursos literarios que le otorgan mayor profundidad a los cuentos, que problematizan la relación entre “ficción” y “realidad”, y que estimulan el cuestionamiento de ideas, valores y convencionalismos; por ejemplo, a través de la creación de atmósferas y situaciones oníricas o muy imaginativas (como en “Turbias lágrimas de una simple durmiente” y en “Cuando María mire el mar”), de los desdoblamientos de los personajes (como en “Próxima visita a Florencia”, “En un rincón del infierno”, “Turbias lágrimas de una simple durmiente” y “Una advertencia y tres mensajes en el mismo correo”), de guiños autoficcionales (como en “Su verdadero amor”) y de referencias intertextuales (como en “Animales que mudan de piel”, “Ramillete de violetas” y “Flor de sangre”). Particularmente atractiva me resulta la intertextualidad en “Animales que mudan de piel”, en el que se homenajea a Julio Cortázar y a su novela Rayuela; en “Ramillete de violetas”, donde se retoma el diálogo con Felisberto Hernández y sus célebres hortensias (antes lo hizo en Las Violetas son flores del deseo); y en “Flor de sangre”, que exige la atención del lector de manera particular, puesto que en una primera lectura resulta difícil comprenderlo a cabalidad: la musicalidad y la cadencia de las palabras envuelven al lector, como si las palabras fueran el perfume embriagante de una flor exótica o la fragancia de una bella mujer… Clarimonda. Sin embargo, si uno vuelve a aproximarse a él después de leer “La muerta enamorada” de Théophile Gautier, el cuento se ilumina, adquiere otras dimensiones y aumenta la riqueza interpretativa y el disfrute.

A manera de conclusión es posible decir que Amor y otros suicidios ofrece una visión plural de variados rostros del amor y de distintas posibilidades en torno a las relaciones amorosas (heterosexuales, homosexuales, “incestuosas”, “pedófilas”, “sadomasoquistas”, entre otras). También se cuestionan e ironizan algunas de las ideas en torno al amor que han predominado en occidente; por ejemplo, la noción de que éste es, por sí mismo, un paraíso; y la idea de que el amor “verdadero” debe producir sufrimiento. Por eso, las historias de este libro invitan al lector a que reflexione e ironice sobre sus propios deseos y limitaciones, y sobre su forma de vivir y asimilar las sombras culturales que determinan, ineludiblemente, sus modos de amar y de convivir con sus pulsiones y deseos más profundos.

 

*Clavel, Ana. Amor y otros suicidios. México: Ediciones B, 2012.

**Jorge Luis Herrera (Ciudad de México, 1978) es autor de Voces en espiral. Entrevistas con escritores mexicanos contemporáneos (Universidad Veracruzana 2009). Ha colaborado con cuentos, entrevistas, reseñas, ensayos y/o fotografías en publicaciones como los libros Pasiones desde ring side. Literatura desde la lucha libre (2011), Para repasar el círculo. Poesía reunida de Juan Manz (1996-2007) (2007) y Lo monstruoso es habitar en otro. Encuentros con Inés Arredondo (2005), así como en el suplemento cultural El Ángel del periódico Reforma, y en revistas como Los Universitarios, Tierra adentro, Literal, Casa del tiempo, Siempre!, La palabra y el hombre, Universo de El búho, La colmena y Luvina.

***Ana Clavel (Ciudad de México, 1961) es autora de las novelas Los deseos y su sombra (1999), Cuerpo náufrago (2005), Las violetas son flores del deseo (2005) y El dibujante de sombras (2009); del libro de ensayos A la sombra de los deseos en flor. Ensayos sobre la fuerza metamórfica del deseo (2008); y de los libros de cuento Fuera de escena (1984), Amorosos de atar (1992), Paraísos trémulos (2001) y Amor y otros suicidios (2012). Ha recibido distintos reconocimientos como el Premio Nacional de Cuento Gilberto Owen 1991, la Medalla de Plata 2004 de la Société Académique Arts- Sciences-Lettres de Francia y el Premio Juan Rulfo de Novela Corta 2005.

Reseña publicada en Revista El Búho, núm. 141, agosto 2012, pp. 15-17.

 


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