A la sombra de los deseos en flor*

Faltas de lenguaje

Consultare il proprio medico o dal canto loro gli esponenti della giustizia, acquistali al prezzo più conveniente, sulla personale condizione clinica, ma sono già stati registrati dalle autorità europee. Si consiglia di Comprare Cialis e e spesso anche sentimentale e relazionale.


Un corazón adicto a las palabras como el mío puede adorar a veces la mala ortografía. Como cuando alguien escribe en Facebook la frase “me encanto” para decir que algo le gustó sobremanera y yo me descubro encantada por esa suerte de narcisismo involuntario provocado por la sola falta de un acento. ¿Cómo no va a encantarme que alguien se encante a sí mismo sin proponérselo, si todos en algún momento somos seres en faltas de lenguaje o de la vida?

 

En las redes sociales se escribe mucho y muchas veces con mala ortografía, carencia de puntuación, redacción ineficiente. Con todo, los usuarios se entienden y dialogan, se felicitan o se denostan, traban amistades o se pelean a golpes de palabra. Más allá de la pulcritud académica o de la norma vigente, hay casos de incorrección que se prestan a la ambigüedad, al juego de palabras, a la ocurrencia ingeniosa. Como en la fotografía de un anuncio que a la letra decía: “Se soban torceduras, dobladuras, se acomoda el nervio asiático”, y la respuesta inmediata de alguien que ironizaba con sentido del humor: “Pues yo agradecería que me acomodaran el nervio africano…”

Pero las faltas de lenguaje no siempre han sido objeto de burla o escarnio —aunque cuando se trata de corregir en Twitter a una estrellita marinera de la política o del espectáculo, a todos nos sale el “limpia, fija y da esplendor” de la Real Academia y le hincamos el diente con delectación—; las incorrecciones verbales también han sido celebradas por escritores importantes. Antonio Alatorre, en su estupendo libro Los 1001 años de la lengua española, señala que desde principios del siglo XVI se prestaba atención a la gente que no sabía “hablar bien”, sin desdeñarla ni condenarla, sino con actitud divertida y afectuosa. Muchos autores de los siglos de oro comprendían las posibilidades expresivas de quienes no dominaban la norma. De este modo, Cervantes, Góngora, Lope de Vega, sor Juana, incorporaron voces y usos coloquiales, no siempre correctos, en sus obras.

En décadas más recientes, la figura de la incorrección le sirvió a Octavio Paz para crear una imagen poética poderosa respecto a su propia madre. En su poema Pasado en claro de 1974, se refiere a ella como “carta de amor con faltas de lenguaje”. La tradición poética es vital y móvil como la lengua misma. Muchos conocen el verso citado de Paz pero quizá desconozcan una coincidencia con el poeta francés André Breton, considerado el papa de los surrealistas. Esa epístola de amor con alusiones ortográficas está presente en el preámbulo a la segunda edición de su novela Nadja, publicada originalmente en 1928 y reeditada en 1963, donde el padre del surrealismo confiesa que el mayor bien de su libro “reside en la carta de amor sembrada de faltas y en los libros eróticos sin ortografía”. Por supuesto, no se trata de la misma solución metafórica  alcanzada, pero ambas figuras retóricas abrevan en un mismo río del lenguaje.

Y a su vez, la referencia de Breton respecto a los libros eróticos que adolecen por fallas ortográficas le viene de otro poeta: Arthur Rimbaud, el célebre autor de Una temporada en el infierno (1873), quien dejó de escribir poesía a los 19 años. Rimbaud, iconoclasta, siempre transgresor y poeta a contracorriente, confiesa en Desvaríos II. Alquimia del verbo: “Desde hace tiempo presumía de conocer todos los paisajes posibles y encontraba ridículas las celebridades de la pintura y de la poesía moderna. Me gustaban las pinturas idiotas, los decorados, las telas de saltimbanquis, las estampas populares, la literatura pasada de moda, el latín de las iglesias, los libros eróticos sin ortografía…” Y es que lo deleitable, lo dice el rumor de los deseos que florecen en la sombra, no siempre va de la mano con la corrección.

http://www.domingoeluniversal.mx/columnas/detalle/Faltas+de+lenguaje-827

*Columna quincenal en la revista Domingo de El Universal. (Primera entrega publicada el 12 de agosto del 2012.)


Deja un comentario